dimas-mauricio

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  1. latencia

    Yo ando en la misma desde ayer, la latencia de hogar es de apenas 100 o 200, pero la de mundo llega hasta 20 mil.
  2. Un millón de gracias por su respuesta.
  3. Estaba yo tranquilamente jugando hasta que abrí la pestaña de colección y luego en Apariencia, me encuentro entonces con ésta belleza: https://es.wowhead.com/item=141653/martillo-de-guerra-dorado Dice que se consigue con los vendedores, busco en la página de wowhead y dice que ella te lo vende. https://es.wowhead.com/npc=120898/maga-de-guerra-kathleen Y te lo vende con éste arsenal completo por el precio de 1000 fragmentos del vacío. https://es.wowhead.com/item=141371/arsenal-armamento-de-la-mano-de-plata#english-comments Pero dicho objeto no aparece entre las cosas que ella vende, ¿existe alguna otra forma de conseguir ese objeto?.
  4. Opino como el amigo, BFA se ha llevado hasta ahora críticas muy feas, es como si el equipo que está trabajando a cargo de esa expansión estuviera totalmente desconectado de la realidad.
  5. Sigo esperando por una respuesta.
  6. Dame tu nick
  7. En que expansion juegan ustedes?
  8. ¿En donde se puede conseguir? https://es.wowhead.com/item=141653/martillo-de-guerra-dorado Sería ideal para transfigurarlo para mi paladín.
  9. Ya pasó?
  10. Tengo el mismo problema, lograste resolverlo?
  11. Soy muchas cosas, pero un suicida, no XD, soy alianza, no puedo ir a Orgrimmar, no hay más barcos que salgan a Rasganorte?
  12. Pues eso, ya soy nivel 60, quiero irme a Rasganorte con mi Draenei forjado por la luz, pero no aparece el barco, como llego?
  13. No, amigo, ningún portal allí me lleva a Rasganorte.
  14. De allí vengo, pero resulta que viendo el mapa pude ver que desde nivel 58 puedo levear en Rasganorte hasta 80, pero supongamos que ya soy nivel 70, como voy a rasganorte?
  15. Entiendo la frustración del compañero, pero venga, tampoco la tomemos a las groserías con el staff si queremos hacerle una pregunta, yo también he pasado por eso todo el día, pero bueno, tampoco es que sea algo muy frecuente en Firestorm, de seguro es algo circunstancial, esperemos que los MODS lo solucionen.
  16. Deseo unirme!
  17. El motivo es simple, necesito usuarios de habla hispana que me ayuden a construir una hermandad enfocada en el PVE (Bandas, mazmorras, profesiones, rol y logros), no tengo interés alguno en cambiarme para Legión puesto que no conveniente en estos momentos, mi nombre de usuario es Folkar y estoy todos los días conectado, pueden mandarme mensaje para ir estableciendo cosas como el emblema de la hermandad, el nombre, también nos enfocaremos en darle ayuda inmediata a los de nivel bajo, estaré en la taberna de ventormenta.
  18. Disculpa si sueno molestoso, podrías citarme algunas?, me interesa la verdad.
  19. ¿No hay un reino que sea de rol?
  20. Ya lo hice amigo y nada....sigue sin salir el nombre, hermandad, clase, nivel, expansion ni reino. También quisiera que dejara de salir mi correo.
  21. Folkar. 63 años. Herrero y entrenador de combate. Cabello largo, castaño, de barba robusta y abundante, buena complexión y piel blanca, altura: 1.86, peso 90 Kg. El frío le caló hasta los huesos, pero le agradaba, quizás era lo que más amaba en el mundo, claro, eso después de su amada Waylla, eso no tenía discusión alguna, de tez morena, con largo cabello castaño y hermosos ojos que brillaban como el ámbar, siempre le esperaba en la puerta de la casa cuando el sol comenzaba a ocultarse entre las montañas anunciando la llegada de la noche. Caminó entre los aullidos de los lobos o quizás fue el viento que soplaba entre las húmedas hojas de los árboles, no los descifró y tampoco le importó, su vista solo estaba enfocada en el horizonte, allá donde podía distinguir el ondeante cabello al aire de su querida Waylla. Folkar apenas había pasado de los treinta años, aunque en palabras de muchas personas su complexión era demasiada fuerte y su rostro muy austero para la edad, era más alto que el resto de los hombres de su villa y aunque su piel estaba casi de color cobre por trabajar tanto en el sol lo cierto es que su tez era clara, en total contraste con su cabello oscuro. Quizás fue la deslumbrante belleza de Waylla o el frío abrumador que tanto le reconfortaba, pero no pudo saber en qué momento fue que emergió la punta de una lanza ensangrentada del vientre de su esposa, de la oscuridad que se proyectaba hacia el interior de la casa emergió el deforme y transpirado rostro de una horrible criatura, no había visto ser tan alto en toda su vida, y las fauces, por dios, eran de lo peor, una fila de dientes negros enormes, filosos y podridos de aquella bestia que acababa de empalar a su amada, dejó caer los leños y hacha en mano corrió a socorrer a Waylla no sin antes escuchar los gritos de los otros aldeanos que huían de bestias similares, repentinamente de las ventanas de la posada emergieron lenguas de fuego mientras ésta se hacía pedazos. -WAYLLAAAAAAA! - gritó de forma violenta sin dejar de correr hacia ella y horrorizado presenció como aquella lanza aun clavada en el abdomen femenino la jalaba hacia el oscuro interior de la cabaña mientras ella llorando extendía su mano ensangrentada hacia el - NOOOOOO!!!-. Abrió los ojos de forma abrupta en la oscuridad estirando el brazo, sin quererlo, empujó la botella de ron que estaba sobre la mesa que tardó medio latir del corazón en hacerse pedazos en el suelo, la taberna de Villadorada no había cambiado mucho después de treinta años, solo quienes la atendían era lo nuevo, jóvenes que nunca habían salido de los confines de su villa ni tenían motivos para hacerlo, levantó la mirada desde el oscuro rincón en que se encontraba, justo debajo de la escalera que conducía a las habitaciones de la posada, mirando en torno así, mesas y sillas de madera, y unos pocos hombres tan ebrios y quebrados como él era lo único que había, la música era tenue pero incesante, un torbellino de pensamientos y recuerdos se mezclaban en su cabeza, aún no estaba plenamente seguro de estar despierto, mil veces se había embriagado en la posada y mil veces despertaba confundido. Folkar ya había pasado de los sesenta años, pero sus rasgos eran los de un hombre que apenas entrado en los cuarenta, su cabello era largo y su barba espesa, castaños como los de un oso pardo. Una pequeña y cálida mano le tocó ligeramente el hombro derecho haciéndole sobresaltar en la silla sujetando rápidamente la articulación de la muñeca a la que pertenecía. - Mi señor!, soy yo! To...Tommy!- Exclamó el joven escudero temeroso levantando su mano izquierda para evitar el golpe que pensó estallaría en su mejilla, cientos de veces Folkar le había advertido que nunca debía llamarle desde la espalda, lo tenía ya sujetado por el cuello y contra la pared, tras un breve suspiro lo liberó y regresó a la mesa. -Mi señor, ya es tarde, debemos volver a casa, los caminos son peligrosos, la hermandad de Defias ha aumentado mucho su actividad luego de aquel día, "Aquel día", el solo recuerdo le golpeaba su mente como un enorme martillo aplastando el metal sobre una forja al rojo vivo, se llevó ambas manos a la cabeza y cerró los ojos con toda la fuerza de la que pudo echar mano y sin más se levanto de la mesa dejando diez monedas de cobre sobre el plato donde horas antes había comido, se colocó una túnica marrón que le cubría la cabeza. Tommy apenas si pasaba de los quince años, tenía el rostro lleno de pecas y el cabello negro y largo que le cubría los hombros, era algo delgado y enfermizo, una pequeña cicatriz en la frente debido a las palizas que su padre le daba, Folkar le había regresado la misma paliza en la posada y desde ese día no dejó de seguirle, era un chico listo, más que cualquiera nacido en mejores condiciones que el. El anochecer estaba sobre el bosque de Elwynn, y aún así éste no perdía la belleza que tanto le caracterizaba, sus fértiles tierras y cerrados boscajes, el clima totalmente cálido aunque ya era de noche, lo que molestaba a Folkar ya que le hacía sentirse sucio la piel pegostosa por el sudor, sin embargo el silencio y tranquilidad de la noche compensaban el incómodo clima, se quedó de pie recostado en la entrada de la posada mientras el joven Tommy traía los caballos. -Mírenlo, ni podría matar a un cerdo enseñándole el culo – exclamó un grupo de ebrios harapientos desde las afueras de la posada al ver como luchaba por mantenerse en pie, le habría prestado más atención a un ratón, no siendo así con Tommy quien ya venía con el ceño fruncido trayendo a los caballos. – Vámonos mi señor, ya el ambiente comienza a apestar a rata – Sentenció en tono alto para ser escuchado ante la risa cómplice de Folkar quien no tardó en subir a su rocín gris, sin decir mucho se echaron a andar por los caminos del bosque de Elwyn, Folkar había nacido en Lordaeron mucho antes de que iniciara la primera guerra, su padre era herrero y su madre vendía flores, pasó la mayor parte de su infancia ayudando a su padre en los trabajos hasta que cumplió los veinte y decidió mudarse a lo que actualmente se conocía como Villa oscura, todos estos recuerdos acudían a su mente todos los días mientras marchaba en compañía de Tommy, por eso apenas pudo notar el silbido que rozó su mejilla derecha sobresaltándolo en la montura haciéndole perder el control de la bestia cayendo en el suelo en medio de una gran maldición que vociferó. Se giró para observar como Tommy se bajaba de su caballo con gran celeridad, empuñó un palo y rápidamente corrió hacia él, la mirada de Tommy se mantenía fija en el camino y no en Folkar lo que le extraño y le hizo girarse hacia el camino tras ellos, los ebrios se quitaron los harapos revelándose como miembros de la hermandad de Defias, eran tres en total, fue cuando se percató de aquel silbido había venido de una flecha, con rapidez se levantó del suelo y levantó el brazo izquierdo colocando su mano sobre el pecho de Tommy deteniéndolo. -No quiero problemas, váyanse y nosotros seguiremos con nuestro camino- musitó mientras empujaba a Tommy ligeramente hacia atrás. - Miren, parece que el viejo ebrio está por cagarse los pantalones – exclamó quien parecía ser el líder mientras sacaba una de sus filosas dagas, a la luz de la luna parecían estar hechas de plata, pero Forkar sabía que no era así, desde su exilio de Ventormenta la hermandad de Defias vivía del saqueo, la guardia los mantenía a raya y no era muy valioso lo que podrían robar. -Si así lo quieren-. Folkar se despojó de su túnica y tomó el palo que tenía Tommy. – Hacia atrás muchacho –. Los cinco malandrines rodearon a Folkar entre risas y burlas, la suave pero fría brisa le acarició hasta los tuétanos, le reconfortaba, le revivían las emociones pasadas de su juventud, extendió el palo hacia el frente sujetándolo con ambas manos, el clima de forma delicada aunque rápida se tornó tenso y silencioso, solo el aullar de los lobos de vez en cuando rompía la monotonía del ambiente y tras el repentino estallido de un trueno la lluvia comenzó a caer sobre todos los presentes. El bandido que estaba situado a su derecha le arrojo una daga, dejó que se la tirase y apartó la cabeza para que pasara de largo clavándose en el brazo del bandido que estaba a su izquierda quien cayó al suelo maldiciendo sujetándose la herida, luego, saltó sobre quien estaba frente a él, el bandido alzó una daga, y él se la golpeó desarmándole, luego lo golpeó en la mejilla y en la rodilla derribándole, el que le había arrojado la daga trato de sujetarlo, pero Folkar se deslizó hacia un lado y le asestó un golpe en la nuca. El bandido cayó, se levantó y se arrojó hacia él a trompicones, con la cara rojiza llena de tierra y de sangre. Folkar solo adoptó una posición defensiva y lo esperó, cuando lo tuvo a la distancia adecuada, le lanzó una estocada entre las piernas, con tanta fuerza que si hubiera sido una espada lo habría atravesado, recogió el palo tan rápido como el pinchazo de un alacrán y el bandido se arrastró con sus manos y pies por el suelo tratando de huir de Folkar quien le seguía ya con el palo en alto apunto de asestarle un golpe fatal. -MI SEÑOR!- el grito de Tommy le detuvo, los tres bandidos se ayudaron a levantarse entre ellos y huyeron a los bosques, un relámpago iluminó la noche mientras Folkar bajaba el arma, respirando de forma cansina dejó caer el bastón – Gracias, Tommy, vayamos a casa -. Dos días después, mientras Folkar regresaba de los bosques de Elwyn observó una figura amorfa colgando de la rama de un árbol, se mecía lentamente al compás del viento, por breves momentos pensó que se movía, pero no cuando avanzó más se dio cuenta de que se trataba de una bandada de cuervos picoteando un cadáver, el cadáver de un chico con el rostro lleno de pecas, delgado y cabello negro, con una cicatriz en la frente, luego de bajar el cuerpo y darle la adecuada sepultura, no se volvió a saber de Folkar en Villa oscura, solo se le vio por última vez en el bosque caminando con su espada y escudo hacia la abadía de Villanorte. PD: Quiero poner mi avatar como el de ustedes, ¿cómo hago?.