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      RGPD (LEY DE 25 DE MAYO DE 2018)   24/05/2018

      Pueden ver el original RGPD del servidor en este enlace (inglés). Opcionalmente, pueden ver una versión adaptada al español aquí: ¡Es muy importante leer y aceptar esto antes de seguir jugando!
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      ¿Necesitas ayuda?   16/08/2018

      Bienvenidos al foro en español de Firestorm
      Si es tu primera vez y no sabes dónde solicitar ayuda para resolver tu problema, te dejamos unos enlaces que seguro te serán de utilidad.   ¿Tienes un problema dentro del juego? ¿No puedes entrar al juego? ¿Compraste puntos y no te han llegado? ¿Fuiste sancionado y quieres apelar? ¿Perdiste una montura u objetos? ¿Encontraste a un jugador haciendo trampa? ¿Compraste algo en la tienda y no te ha llegado? ¿Encontraste un bug (error o fallo) en el juego?   Si deseas contactar con un miembro del Staff puedes ver la lista completa de miembros en el siguiente enlace:    
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      ¡Avatares personalizados ahora disponibles!   12/04/2020

      ¡Saludos, usuarios del foro de Firestorm!   ¡A petición popular de los usuarios y debido a los múltiples problemas con la sincronización de avatares del foro con los avatares de la cuenta de los jugadores, ahora los usuarios del foro podrán seleccionar un avatar personalizado y una imagen de fondo en sus perfiles del foro! Para poder cambiar vuestro avatar, deberán acceder a vuestro perfil del foro y pulsar en el icono de imagen que encontrarán junto a vuestro avatar: 1) La imagen no podrá superar los 250 Kb de tamaño. 2) La resolución máxima será de 170x170px.   Para poder cambiar vuestro fondo de perfil, deberán pulsar en el botón de Foto de portada (deberán pulsar a la derecha de dicho botón, por alguna extraña razón): 1) La imagen no podrá superar los 750 Kb de tamaño.   ¡No olviden respetar las normas de cortesía y normas sociales especificadas tanto en el post de normas del foro como en el post de código de conducta del servidor, o su cuenta del foro será sancionada acorde a la gravedad de la falta cometida!   Un saludo y pasen un buen día.
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      ¡Cambios de nombre del foro!   27/05/2020

             Nos alegra comunicarles que todo aquel que quiera cambiar su nombre, ya sea porque tenga su correo en su perfil de foro, o simplemente porque haya decidido cambiarlo, ahora podrá hacerlo.   Simplemente tendrá que comentar en este post con el nombre que desea tener en el foro para que su solicitud sea atendida.   No se admitirán nombres que resulten ofensivos y/o inapropiados (sexual, racista, terrorista, etc).                       ¡Un saludo a todos!
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Oskrun

[Historia] Akramagg Sangretormenta

2 posts en este tema

Cuando se habla del ejército, uno tiende a pensar en todos esos grandes guerreros de grandes armaduras y nombres poderosos, en las batallas colosales que libran, y en el honor de la victoria sobre sus espaldas, pero la vida militar, y más concretamente, el camino para ser un guerrero reconocido, requieren que el individuo esté dispuesto a más que eso. Muchos de los soldados que ves en el frente no son más que trabajadores con una vida, unas posesiones y una familia, que han hecho un servicio militar y, ahora, han sido llamados para combatir en representación de su patria. Para ellos, durante la apacible vida cotidiana, la guerra es un fantasma lúgubre y lejano que en cualquier momento puede llegar y llamar a la puerta. La guerra es la gran guillotina invisible que pende sobre sus cabezas, y que puede caer con la facilidad implacable de un paso en falso, un tropezón fortuito u otro descuido en el combate. Y mientras sus vidas corren peligro a cada segundo que se encuentran en el frente, muchos se refugian en ese distante remanso de paz que representa todo aquello que dejaron atrás, como una garantía de que sobrevivir un día más, una batalla más, valdrá la pena al final del tormento. 

La historia de Akramagg Sangretormenta es la de alguien a quien se le privó desde muy pronto de esa esperanza, y de lo que los desastres de la guerra pueden hacerle a una persona cuando vive atada a ella por circunstancias que nunca eligió. Es la historia de alguien que conoce el miedo a la muerte a un nivel tan profundo que es incapaz de concebir su vida sin la presencia de ese terror, hasta el punto de casi hacerse uno con él.

Akramagg nació durante una de las invasiones a Azeroth a través del Portal Oscuro. Su madre, partidaria de la doctrina del honor que Orgrim Martillo Maldito impuso en su ascenso al poder, se aseguró de que el pequeño tuviese alimento y protección contra la influencia de los brujos durante los largos períodos de campaña, incluso aunque esto le significase una noche sin comer a ella misma. Akramagg no lo recuerda, era demasiado pequeño, pero sus ojos estuvieron allí para contemplar la caída de la ciudad de Ventormenta al final de la Primera Guerra, y dio sus primeros pasos sobre los adoquines rotos y quemados de la antaño gloriosa capital humana. Cuando la guerra volvió a iniciarse, siendo aún muy joven, viajaba allá donde fuese su madre y la ayudaba en trabajos básicos, como el mantenimiento de sus armas, pero nunca conoció una batalla ni sabía, en su mente sencilla, la magnitud de todo lo que estaba ocurriendo a su alrededor.

Finalmente, la Segunda Guerra concluyó, los orcos fueron expulsados a Draenor por los humanos, y Akramagg, con la edad justa para colaborar en trabajos pesados, fue de los muchos desafortunados que fueron enviados a un campo de concentración, en algún lugar de los Reinos del Este. En ese momento, fue separado de su madre para no volver a verla nunca, y, en ausencia de la persona que siempre lo había protegido, la crudeza de las circunstancias despertó en él un profundo sentimiento de pesar e impotencia, que todavía hoy no ha terminado de cicatrizar en algún lugar de sus entrañas. Akramagg tuvo que valerse por sí mismo durante su encarcelamiento, y en más de una ocasión estuvo cerca de morir, pero hizo gala de una entereza extraordinaria forjada por las ansias de libertad. Esa aspiración fue su refugio, su remanso de paz, su motivo para sobrevivir.

Entonces, llegó la rebelión. El campo de concentración donde se encontraba Akramagg fue atacado y destruido por las tropas rebeldes, bajo el mando de Thrall. El júbilo invadió a a Akramagg al alcanzar, al fin, la libertad que tanto buscaba, pero, al mismo tiempo, se sintió vacío y engañado por sus propias expectativas. Había logrado su objetivo, pero no tenía nada que hacer con él. No había ningún lugar adonde ir, ni rastro de su madre, ni nada de lo que había soñado que le esperaría allá afuera. Los páramos se le hacían inmensos después de una eternidad encerrado en cuatro pequeñas paredes. Lo único que se alzaba, como una especie de alivio contra esa falsa quimera que había concebido en su cautiverio, eran Thrall y su ejército, con promesas de un destino nuevo para los orcos, de una vuelta a empezar. Akramagg consideró sus opciones, y vio que no tenía muchas más alternativas. No sabía nada de trabajar la tierra, ni de cazar, ni de cocinar. Todo lo más que había aprendido era a luchar y a hacer trabajos mecánicos. El ejército se presentaba como una nueva forma de revivir todo aquello de lo que intentaba escapar, pero también era la única vía disponible para evitar algo peor, y, con suerte, forjarse una identidad y un nombre entre sus camaradas. El joven Akramagg miró una última vez a las ruinas humeantes de su prisión, tomó un arma y se unió a la marcha.

Así comenzó su carrera militar, colaborando, como hacía con su madre, en tareas menores, hasta que se le consideró preparado para la batalla. Vivió a base de raciones de campo y de lo que él mismo pudo procurarse durante las campañas. Los días de suerte, conseguía atrapar un venado o un zorro en los alrededores del campamento, y lo devoraba a lo largo de la jornada a la sombra de la tienda, caravana o barracón donde le hubiese tocado dormir en función de las circunstancias. Pronto perdió la ilusión por trabar amistad con sus aliados, ya que, bien por que ambos eran separados tras un tiempo, bien por la muerte de su compañero, estas amistades no solían durar demasiado. Akramagg creció hasta convertirse en un orco altivo y solitario, centrado en la disciplina y en el combate, cualidades por las que comprueba el valor de un camarada. Aprendió de inmediato las reglas del código de honor de los orcos, y, todavía hoy, sería capaz de dar la vida por ellas, puesto que siente que su honor es lo único que realmente le pertenece.

Eventualmente, los años de servicio fueron recompensados adecuadamente. Durante las campañas de Terrallende y Rasganorte, Akramagg fue condecorado con varios distintivos de honor que le valieron el respeto de sus superiores y su participación en tareas más importantes, como incursiones en territorio enemigo o asaltos a grandes fortificaciones. Su maestría en el dominio del combate con hacha y escudo le dio el apodo de Sangretormenta entre sus camaradas, ya que se rumoreaba que sus embates eran tan contundentes que retumbaban con la fuerza de un trueno. Fue capataz en Sierra Espolón durante el Cataclismo, y, actualmente, se le ha dado el cargo de centurión, y cuenta con una pequeña tropa a sus órdenes. Akramagg acogió con orgullo cada medalla, cada muestra de respeto, cada saludo firme que se le profesaba al pasar, pero, en lo más hondo de su interior, todavía acechaba la certeza incómoda de que no tenía nada más allá de su cargo. La vida militar se le había hecho más agradable, pero no porque esta le hubiese proporcionado un objetivo real, sino porque él se había adaptado a las circunstancias, como hizo durante su cautiverio. Las charlas de sus compañeros durante las noches de calma, a la lumbre de la hoguera, sobre sus familias, sus trabajos, sus amistades y todo aquello que les esperaba cuando terminase la guerra le hacían sentirse engañado y frustrado consigo mismo. Era como si faltase ese faro de esperanza en su vida, un faro que hace ya tiempo que perdió la oportunidad de encontrar. Su vida era la guerra, y después, no había nada más para él. A sus aproximadamente cuarenta años, era tan esclavo como lo fue a sus quince, solo que de forma mucho más disimulada.

Actualmente, sin embargo, parece que su destinamiento a Draenor ha abierto una puerta al cambio. El emplazamiento de un pequeño fuerte en Cresta Fuego Glacial, donde planificar sus estrategias y reforzar la posición de la Horda en este planeta salvaje, ha dado a Akramagg la posibilidad de observar el modo de vida de los clanes orcos fuera de la Horda. Su trato con ellos, especialmente con los Lobo Gélido de Durotan, ha hecho mella en la piel de piedra del centurión, que sueña ahora con, algún día, poder retirarse y abrazar un nuevo camino mediante el que redimirse ante sí mismo, libre de las cadenas de la guerra de una vez y para siempre. Por el momento, esa posibilidad no es más que una grieta minúscula en el panorama de escepticismo, de que todo va a ser una falsa quimera una vez más, al que el orco está acostumbrado casi desde que tiene memoria.

Pero Akramagg resiste.

Editado por Oskrun
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Me encanto xD

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